después de más de un lustro hoy me apetece escribir algo, lo que me venga a la cabeza, sin planificación previa.
De fondo canciones de Coque Malla, un tío que nunca me llamó la atención ni como actor ni como cantante de los Ronaldos, pero que en solitario me ha sorprendido gratamente. De este acercamiento debo dar las gracias a Ikea, que un día lo usó como banda sonora de los que allí estábamos haciendo unas comprillas o pasando el rato.
Y me viene a la mente la peli española "Nada en la nevera", en la que Coque era el prota junto con María Esteve de una comedia de la que pocos se acuerdan.
Y hablar de María es tocar la campanita de Paulov y ver a la deseada Pepa Flores, Marisol, y sus años de juventud esplendorosa, tan bella que parece imaginada.
Y Marisol viene acompañada del gran Antonio Gades, el que fuera su marido, envuelto en sus coreografías de Los Tarantos, Carmen, Bodas de Sangre... y lo español, o lo andaluz, para otros, cobra sentido, sentimiento, garra, emoción... y asoma Castro, recién incinerado, y venerado para quién le de la gana. Mientras unos versos de José Martí flotan en el ambiente.
Todo pasa. Nada dura para siempre, o quizás sí. Cierro el círculo con los versos de Ampara Valle, madre de Coque, y recientemente fallecida, en la canción "La carta". Bello compartir, y más madre e hijo.